

Cuando uno va a un restaurante y pide merluza del Cantábrico a la plancha, o un plato de gambas de Palamós o unos pulpitos de la costa, por ejemplo, lo que se espera es que le sirvan a uno justamente eso y le cobren por ello. Pero… ¿Y si la merluza que te ponen en el plato no es del Cantábrico, y si las gambas no son de Palamós? ¿Y si te dan gato por liebre?
Uno de nuestros clientes nos comentaba: «El otro día fui a comer a «tal sitio» y pedí merluza del Cantábrico a la plancha, cuando la vi en el plato tenía pinta de merluza pero no me quedé muy convencido, no sé… no me la comí muy contento. Y pensé que me lo merecía por no ir a comer pescado y marisco a los restaurantes donde sé que tengo garantías de que lo que me sirven es por lo que voy a pagar.»
El engaño está a la orden del día. Y los restaurantes deberíamos poder hablar abiertamente de este asunto, porque servir comidas es algo muy serio. En 2018 saltó la alarma: Un estudio llevado a cabo en 300 establecimientos de toda España ponía de manifiesto las alteraciones en el etiquetado de los productos. 5 de cada 10 platos no contenían la especie que aparecía en la carta, sino que era una variante capturada a miles de kilómetros y más barata. Por ejemplo, y por seguir hablando de merluza, en el caso de las del Cantábrico, que son consideradas las mejores y más valoradas, quienes nos dedicamos a la restauración sabemos que los ejemplares de merluza del Cantábrico no son tantos como los que se ofertan a diario en los menús y cartas de restaurantes.
Y ahora viene el punto que nos ocupa, y el motivo de este post. Si lo que ofertan es merluza del Cantábrico y resulta que el ejemplar del plato que sirven ni es merluza ni es del Cantábrico, ¿por qué lo cobran a precio de oro? Pues, aunque estafando de este modo no se esté atentando contra la salud de los comensales sí se atenta contra el bolsillo. A todos nos gusta comer bueno, bonito y barato, pero en el caso de algunos productos la calidad sabemos que no es barata. En un restaurante se paga por una experiencia y sobre todo por una materia prima de calidad y bien cocinada y especificada en la carta.
En Paco Alcalde no ofrecemos gato por liebre. Nuestros pescados y mariscos son frescos y de recepción diaria. Somos un restaurante de barrio de pescadores y nuestros precios son asequibles, en concordancia con lo que ofrecemos y está especificado en la carta y que nuestros clientes pueden consultar antes de entrar al restaurante.
Hay que ser claros y rotundos: comer pescado y marisco frescos y con garantías de su procedencia no es barato, eso no quiere decir que no pueda ser un lujo al alcance de todos.